domingo, 29 de marzo de 2009

De IKEA y las multitudes.

Ayer, sábado, fuimos, Uzume y una servidora a IKEA a comprar algunas cosas que nos hacen falta para casa, despues de las "pinturas".
Aquello resultó una Epopeya de Magnas dimensiones.
Primero: Yo había ido antes, pero siempre de copiloto, con lo cual no estaba demasiado segura del camino.
Segundo: Llegas allí y te encuentras una ingente cantidad de familias, al completo, pupulando por todos los sitios.
Esto último lo entiendo, claro. Todos, el que más y el que menos, necesitamos cosas para casa que allí se encuentran a unos precios aptos para tiempos de crisis.
Luego te vas fijando y te das cuenta de que, en realidad, hay poca gente que compre (las colas de las cajas no eran muy grandes que digamos). Llegados a este punto te preguntas... ¿A qué viene tanta gente si no van a comprar nada?. Respuesta: A pasar la tarde.
Ahora analicemos este pensamiento mio (Y creo que de mucha más gente).
- Tiempos de crisis.
- Poco dinero en el bolsillo.
- Niños de ciudad que necesitan desfogarse.
- Tarde nublada, que impide salir al parque, por ejemplo.
- Vuelta a la falta de pecunio para poder salir de week- end, como dicen los anglo parlantes.
- Padres agobiados de estar toda la semana currando (O en el paro, que aún es peor).
- Necesidad de matar el tiempo sin excesivos gastos.

¿Que hacer ante semejante panorama?. Respuesta facil, ¿no?. Ir a un centro comercial donde los niños tienen espacio para correr sin demasiados peligros y, los padres, pueden ver las miles de posibilidades que existen en el mundo del "Do it yourself".

El monton de metros cuadrados que hay allí. ¡Por dios!.
Quien más y quien menos se agarra su "papelito" y "su" lapiz y se lanza a tomar medidas, mirar modelos, cojiendo las diferentes propagandas, a hacer sus elucubraciones acordandose de como está la cuenta de gastos familiar a esas alturas de mes para intentar comprar algo que nos hace falta o siemplemente nos a apetecido.... Vamos, un caos de gente vocinglera (me incluyo entre ellos) que tiene que elevar el tono de voz para hablar entre la cacofonía de sonidos que nos envuelve, mezcla de música y verborrea varia.

Hasta ahí, la cosa resulta bastante normal por el tipo de cultura mediterranea en la que vivimos y que esta acostumbrada a anunciar "sus productos" a voz en grito en los mercados de nuestro territorio a todo lo largo de nuestra historia.

La historia comienza cuando tienes que encontrar el mueble que quieres comprar y le tienes que preguntar a un amable dependiente por la ubicación que tiene éste en la zona de almacen. ¡Ahí llega lo malo!. Una cola de gente increible con los cuatro "tecnicos" de la sección, cada uno de ellos con un croquis de cocina (en mi caso, claro) y pidiendo que les hagan un diseño por medio del programa informático que tienen a su disposición. Y ahí te ves tú, que como se te ocurra llamar a alguno de ellos para preguntarle por la ubicación del mueble que tu quieres son capaces de sacarte los ojos cuando, tú, en realidad no necesitas, para nada, que te hagan ningún tipo de diseño... ¡A ver, señor/a, que yo solo quiero....!. No te dejan ni acabar la pregunta... "¡La cola está allí. Espere su turno!.

Y tú, jurando en hebreo, por lo bajini... "¡La madre que os trujo, mamones!". Y pensando... "¡Voy a buscar el buzón de sugenrencias y voy a dejar la mía, pero ya!".

"A don Quiencorresponda. Yo, como usuaria y clienta de su tienda, sugiero, para acelerar la atención al cliente, sugiero que pongan a una persona, por sección, dedicada, exclusivamente, a localizar el producto solicitado y a aclarar, al cliente como acceder a dicho producto".
Pero te callas, te callas porque, como se te ocurra abrir la boca (O cojer el lapiz, en este caso) va a arder troya. Y te marchas, te vas con la idea de volver otro día, esta ves entre semana y, a ser posible, a la hora de la comida que seguro, seguro no hay ni dios mareando a los amables dependientes. Lo malo será si llegas a tu destino y allí no hay ni dios, pero ni dios, vamos, que no clientes ni dependientes ni dios te crió.

Una vez pensado esto y racionalizado para no estallar cual olla expres sigues tu camino para cojer el resto de cosas que tienes en tu lista y ¿que te encuentras?: Mas familias con niños vocigleros.... "¡Mamá comprame ese peluche!" (has alcanzado la sección de jueguetes, claro).
"¡Mamá tengo sed!", "¿Mamá, que me meoooooooooooooo!" y tu ya estas histéric@ y desenado pasar por caja, pagar y huir de la quema; pero no, no te vas. Aún queda pasar por el "restaurante" a tomar algo porque a esas alturas, entre los nervios de los niños, los nervios de la música un poco acelerada y otros motivos varios llevas el estomago que parece un león rugiendo en medio de la selva. Y allá que te vas, una vez que has ido al coche, has dejado la compra y has pasado tú tambibén por los aseos ya que llevas allí metido algo así como cuatro horas y tienes la vegiga a punto de estallar, a hacer cola para tomarte un "menú" nordico, porque el "hotdog" recuerda a las "pichinicas" de perro (Según versión de mi hija), pero hete aquí que recuerdas que, justo al lado del "restaurante" está la tienda de delicatessen... "Anda, hija, quedate haciendo cola, toma las pelas y yo, mientras tanto me acerco a comprar.... ( no sé, lo que te haya apetecido en ese momento...) y te vas dejando la cola pero con puesto ya en ella. A lo que acabas en la tienda vuelves a la cola donde está esperando pacientemente tu hija... pasas por debajo de la valla y te acercas a ella... ¡"Señora, que la cola está allá atrás!... ¡ Perdón, pero está mi hija guardando el sitio!... En fin, que otro caos... Pides tu menú, lo pagas, lo cojes y sales a buscar sitio en esas mesas extrañas que no tienen sillas... Vas a ir con tu vaso a llenarlo de la bebida que te apetece (!Cantidad ilimitada de bebida, oiga!) y, ¿que te encuentras?. Otra cola enorme y no solo una, claro es una para cada grifo de refresco de los que hay... y tu piensas... ¿menos mal que a mí, lo que me apetece es un café con leche!. Por fin un sitio donde no hay gente (O no mucha, claro) para poder tomar algo en condiciones y entonces te das cuenta del "truqui"... ¡Es que solo te dan una bolsita de azucar!. Ja, lista que es una... levo en el bolso mi inseparable sacarina liquida... Pero, en realidad, no me apetece mas que un café con leche así que con una cola final ya he acabado.

Sales del centro comercial y, como no has ido nunca sola, antes dudas un poco pero ahí también te salva el sentido común... "Donde va la gente?: ¡Donde va Vicente!". As que te decides a seguir a los multiples coches que salen de allí que, seguro, seguro van para la capi. Pero hete aquí que no se han acabado los ionfortunios del día... ¡Está lloviendo y es de noche oscuro!. Beuno, pues a estar más pendiente de la carretera y a tomar, como referencia la nueva comisaría de policia que, al llegar la tenías a la izquierda, con lo cual, ahora, a la vuelta, tienes que tenerla a la derecha... Ya estás en buen camino. Solo queda llegar a casa sin tener demasiados embotellamientos y ¡Dios, lo consigues!, ¡Llegas a casa sana y salva y con tu coche repleto de compras!. Con la idea de que tiens que volver, el lunes mismo para acabar de comprar lo que te has dejado por no esperar semejante cola en la zona de "cocina" que era donde tenías que parar mas tiempo pues era la compra mas importante de todas y que, como no, se ha quedado en el tintero. (Amén de otras "cositas" que has visto y, te han apetecido)

En fín, que el lunes será otro día y te volverás a enfrentar a la misma fiera espernado que, ese día, la fiera este más adormilada para poder ser tu quien la domine y no viceversa.

Besicos

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