sábado, 6 de junio de 2009

Poesía aragonesa

Mataos:
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en su cuna.

Invadid con vuestro traqueteo
Los talleres los navíos las universidades
Las oficinas espectrales donde tanta gente languidece
Triturad toda rosa hollada al noble pensativo
Preparar las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la muerte.
Que ha de aplastar a las dulces muchachas paseantes.
En esa misma hora que sonríe
Por una desconocida ciudad de provincias.
Pero dejad tranquilo al estudiante
Que lleva en su corazón un estío secreto.

Inundad los periódicos, las radios, los cines, las tribunas
DE entelequias estructuras incompatibilidades.
Pero dejad tranquilo al obrero que fuimando un pitillo
Rie con los amigos en el bar de la esquina.

Asesinaos si así lo deseáis.
Exterminaos vosotros: Los teorizantes de ambas cercas
Que jamás asiréis un fusil de bravura
Pero dejad tranquilo a ese hombre tan tranquilo, tan vulgar.
Que con su mujer pasea por los económicos atardeceres.

Esperan otra cosa.
Los parieron sus madres para vivir con todos
Y entre todos aspiran a vivir tan sólo esto
Y de ellos ha de crecer
Si surge
Una raza de hombres con puñales de amor inverosímil
Hacia otras aventuras más hermosas.

Miguel Labordeta. (1921- 1969)

Biografía*:
Hermano del cantautor, escritor y político José Antonio Labordeta, se licenció en Historia y escribió en 1945 su primer libro de poemas, Sumido 25, mientras cursaba el doctorado en Madrid. A su regreso a Zaragoza fue profesor en el Colegio Santo Tomás de Aquino, que dirigía su padre, Miguel Labordeta.
En la tertulia del Niké, que se reunía en Zaragoza en torno al café de la calle Requeté Aragonés, Miguel Labordeta ejercía como oficiante de la tan manida y misteriosa O.P.I. (Oficina Poética Internacional), donde hizo famosas sus pipas y el carné de ciudadano del mundo. El año de su muerte su amigo Julio Antonio Gómez Fraile fundó la colección «Fuendetodos» de la editorial Javalambre, que comienza su andadura con la publicación del último libro de Miguel Labordeta, Los soliloquios, y en 1972 publica esta misma colección sus Obras completas. Dirigió la revista Despacho literario, en la que colaboró, entre otros, Antonio Fernández Molina, uno de sus buenos amigos. Como autor de teatro, Miguel Labordeta estrenó, con escenografía del artista vasco Agustín Ibarrola, la obra Oficina de horizonte, que años más tarde tendría una adaptación televisiva realizada por el director zaragozano Antonio Artero.

Autor de originales y valientes versos, Labordeta fue también el director del colegio Santo Tomás, y desde allí desplegó un mundo poético y mágico que extendió a la tertulia de la peña Niké y a revistas de la época. De la Oficina Poética Internacional (la OPI), nacieron las revistas literarias Orejudín, Papageno, El Coso Aragonés del Ingenio y Despacho Literario, embrión, a su vez, de la colección Poemas, que crearon Luciano Gracia y Guillermo Gúdel. Labordeta es el poeta del desamor, él que sin embargo había nacido para liberarse por amor tan solo. Su poesía esta teñida de ironía y desgarro existencialista. En lo formal es poesía de sintaxis desarticulada, enumeraciones caóticas e imágenes insólitas encadenadas que vinculan su estética al surrealismo. Las obras completas de Miguel Labordeta se publicaron en 1972 en la colección Fuendetodos de Ediciones Javalambre, que dirigía su amigo Julio Antonio Gómez. La edición se costeó con los ahorros que dejó el poeta las obras completas reeditadas en 1983 por El Bardo, con poemas no publicados antes, y el número monográfico de la revista Rolde, coordinado en 1994 por Antón Castro.
Algunos de sus libros fueron ilustrados, entre otros, por Santiago Lagunas, Agustín Ibarrola, Antonio Mingote, Natalio Bayo, Manuel Viola, José Orús, Salvador Victoria o Antonio Saura. En el año 2004 apareció publicada una interesante biografía sobre su vida y obra, Miguel Labordeta. Poeta violento idílico (1921-1969), del periodista Antonio Ibáñez y editada por la Biblioteca Aragonesa de Cultura que dirigió Eloy Fernández Clemente.

Obra:

Poesía.
(1948): Sumido 25
(1949): Violento Idílico. Madrid, Librería Clan (colección "Cuadernos de Poesía", nº 8), editado por Tomás Seral y Casas.
(1950): Transeúnte central
(1960): Memorándum. Poética Autología'. Zaragoza, Colección "Orejudín" (nº 5).
(1961): Epilírica, Bilbao, Alrededor de la Mesa (Comunicación Poética).
(1967): Punto y aparte, Madrid, Ciencia Nueva (colección "El Bardo", nº 34).
(1969): Los soliloquios, Zaragoza, Javalambre (Colección "Fuendetodos", nº 1).
(1972a): Obras completas, prólogo de Ricardo Senabre, «Retrato», de José Antonio Labordeta y «Claves circulares» de Rosendo Tello, Zaragoza, Javalambre (Colección "Fuendetodos", nº 11).
(1972b): Autopía, ed. y pról. de Rosendo Tello, Barcelona, El Bardo.
(1975): La escasa merienda de los tigres y otros poemas, ed. de Pedro Vergés, Barcelona, Barral (Colección "Ocnos", nº 50).
(1981): Epilírica (Los nueve en punto), ed. y pról. de Clemente Alonso Crespo, Barcelona, Lumen.
(1983a): Metalírica, ed. y pról. de Antonio Fernández Molina, Madrid, Hiperión.
(1983b): Obra completa, ed. de Clemente Alonso Crespo, presentación de José Manuel Blecua, 3 vols., Barcelona, El Bardo.
Luis, Leopoldo de, ed. (1969): Antología de la poesía social, Madrid, Taurus

Teatro.
(1955): Oficina de horizonte

* Información sacada de la wikipedia.
La poesía y yo, se puede decir que estamos reñidas. ¡No la entiendo!. A lo máximo que llego es a las canciones, pero nada más.
Soy más de prosa.
De todas formas quería dejar constancia del hermano de nuestro "abuelo" José A. Labordeta.
El poema que he puesto en el inicio del post aparece en el libro "Memorias de un beduino en el Congreso de los Diputados"
Según me dice mi bombero Miguel Labordeta es un referente constante en la obra de su hermano.
Reconozco, humildemente, mi ignorancia en este tema.

Pochoncicos.

2 comentarios:

  1. PUES ES BIEN HERMOSA LA POESÍA CARGADA DE FUERZA Y GRACIAS POR DARLO A CONOCER
    ¡TANTOS POETAS OLVIDADOS!
    BESOS CON ABRAZOS QUERIDA AMIGA

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  2. Hola Hataros:
    La verdad es que refleja muy bien el aracter aragones, rudo, fuerte, pero, a la vez tierno y protector.

    Pochoncicos.

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